miércoles, 14 de marzo de 2012

Mi infancia y el cine

Por primera vez voy a participar en los jueves literarios que convocan los jueveros. En esta ocasión es Neogéminis la anfitriona y la que, de alguna forma, me indujo a hacerlo, ya que tengo con ella una deuda desde su primera foto navideña, allá por el 2010. Quisiera aclarar que no es literatura, lo mío: es vida.
Encontrareis todo lo concerniente a la convocatoria en el enlace:
http://neogeminis.blogspot.com/2012/03/nueva-convocatoria-de-jueves-literario.html
El cine.
Yo bien sé que la gente entiende el cine como el séptimo arte y todos los que acudan contarán maravillas. Pero, para mi, el cine es la infancia...esperar al domingo, a la misa del domingo; no, no, a la misa no. La misa era obligatoria, pero lo bueno era que a la salida de la misa estaba el chico de los programas de cine.
Y en aquellos tiempos en los que tan pocas cosas se podían comprar,coleccionábamos los programas. Desde los más grandes y expresivos
hasta los más cutres y corregidos a mano, que un documento siempre es un documento...
En los tiempos en que los hermanos Marx , por cuestiones de edad , todavía tenían que pintarse el bigote.
Cada uno con su valor añadido, su forma, su color o el cine en que se proyectaba: Especificando si era tolerada o no y qué número le adjudicaba la censura.
Mi infancia está llena de cine: cuando nos cambiamos de pueblo, porque mi padre tenía un nuevo trabajo, se llevó con nosotros una gata que tenía mi edad, a la que él había puesto nombre.
Era preciosa: atigrada , flexible, de mirada profunda. Y valiente: yo la vi enfrentarse a una culebra y hacerla huir.
Mi padre se murió cuando yo tenía siete años. La gata se murió cuando yo tenía doce.
Su nombre era GILDA.

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