miércoles, 18 de mayo de 2011

Depuración política

Ayer prometí que hoy hablaría del funcionamiento de la depuradora.
Y esta es mi entrada número quinientos: os he hablado desde mi misma 499 veces. Y hoy, más que nunca.
Depurar es limpiar. La depuradora funciona en un circuíto cerrado con un motor aspirante-impelente: aspira agua por un lado y la empuja hacia el lado contrario. Aquellas cuatro salidas de agua son de agua limpia
Para saber si su cloración y su PH son las "ideales" hay que hacer las mediciones que ahí veis
y corregir añadiendo cloro
El motor atrae el agua de la piscina y, si está en el sistema de filtrado, la empuja hacia un recipiente de arena de sílice, que se queda con las impurezas
cuando la arena está sucia, ese marcador llega al 1,5 y el color rojo avisa de que la arena debe ser lavada
ese tubito es tambien un chivato que nos dice si el agua está turbia (una función como la que debería tener la prensa, reflejo de la sociedad)
el agua entra y sale del depósito de arena, por esas tuberías: sale tanta agua como entra, es decir, los impuestos tienen que repercutir en el bienestar. El filtro no se puede quedar con el agua, solamente con las impurezas (los problemas), para corregirlas,
El agua sale de la piscina por tres lugares distintos: el fondo (una sola salida), el lateral, que utiliza un limpiafondos con aspirador (también una sola salida) y los esquimers, que son dos y están en la superficie. Cada uno tiene su función, pero todos son necesarios. Podríamos decir que son los partidos políticos.
El agua está turbia, ya lo veis. Quizá no sea suficiente filtrarla. A lo peor, hay que cambiarla toda.
Las salidas principales de agua (el fondo y el limpia fondos: gobierno y oposición) no consiguen soltar tanta agua como tragan, la arena está tan corrompida como en agua.
Habría que escuchar lo que tienen que decir los esquimers.
Y entonces yo podré bañarme en agua "ideal" todo el verano. Y vosotros, si venís de visita.