martes, 4 de mayo de 2010

Mayo y la Iglesia Católica







Siempre estoy hablando de lo muchísimo que trabajo y poco de los placeres que me proporciono.



Es verdad que me toca sembrar, pero también me toca recoger.¿Alguno de vosotros encuentra en el mercado zanahorias de ese tamaño?


¿Conoceis, por casualidad, su delicioso sabor?.


Pues ese es el pago a un entresacado para que puedan engordar: arrancar, pasar por agua y comer directamente.


Y lo que yo no como, lo agradecen Cuco y Chispa.


Y poco falta ya a esos guisantes. Y como veis, esta tierra es tan pródiga que incluso han arraigado
las varas de los mimbres que puse (después de aquella poda que os mostré), para ayudar a los guisantes a subir por ellos.
Ya me estoy relamiendo pensando en las ensaladillas que podré preparar dentro de unos días, con zanahorias, guisantes, patatas nuevas, aceitunas, bonito y huevo cocido.
Claro que lo del huevo cocido me preocupa, porque la iglesia me ha acabado con un sistema estupendo que tenía: agua hirviendo, echar los huevos, rezar un credo, apagar el fuego y en un plis-plas, un huevo cocido...con la yema sin cuajar y que se esparce dulcemente por la ensaladilla.
Y ayer, que hice una fabada especial en la que pretendía usar mi sistema, me puse a rezar el credo y cuando llegué a la última parte me di cuenta de que no sé mentir; porque, creo en el Espíritu Santo, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida perdurable. Puedo creer en todo eso, aunque parezca imposible. Pero no puedo creer en "la Santa Iglesia Católica".
¿Cómo voy a hacer ahora para cocinar rico, rico?